14 femicidios ocurren en el desértico norte de Chile, en la comuna de Alto Hospicio, y durante los 2 años y medio en que sucedieron, las piezas del aparato estatal que debían proteger, no lo hicieron. 5 familiares cuentan, después de varios años, cómo las autoridades y la comunidad en general maltrataron tanto a sus desaparecidas como a ellos mismos. La insistencia de las instituciones (que demostraron, además, ser claramente clasistas) y de la comunidad en general, en la «culpa» preconcebida, deja en evidencia que el lugar más peligroso para habitar es el de: mujer, joven y pobre. Los hechos develan de la forma más cruda las aristas que conforman nuestra atroz cultura misógina.